miércoles, 30 de junio de 2010

Perdonar

Se encontraba el Gran Maestro hablando con la gente y les dijo:

Buda fue el hombre más despierto de su época.

Nadie como él comprendió el sufrimiento humano y desarrolló
la benevolencia y la compasión.

Entre sus primos, se encontraba el perverso Devadatta,
siempre celoso del maestro y empeñado en desacreditarlo e
incluso dispuesto a matarlo.

Cierto día que Buda estaba paseando tranquilamente, Devadatta,
a su paso, le arrojó una pesada roca desde la cima de una colina
con la intención de acabar con su vida.

Sin embargo, la roca sólo cayó al lado de Buda y Devadatta no
pudo conseguir su objetivo.

Buda se dio cuenta de lo sucedido y permaneció impasible,
sin perder la sonrisa de los labios.

Días después Buda se cruzó con su primo y lo saludó
afectuosamente.

Muy sorprendido Devadatta preguntó:

— ¿No estás enfadado, señor?

—No, claro que no.

Sin salir de su asombro, inquirió:

— ¿Por qué?

Y Buda dijo:

—Porque ni tú eres ya el que arrojó la roca,
ni yo soy ya el que estaba allí cuando fue arrojada.

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El Gran Maestro dice a la gente que lo escuchaba:

Para el que sabe ver, todo es transitorio;
para el que sabe amar, todo es perdonable.

Repite a diario:

Perdono a todo el que necesite mi perdón y me perdono
a mi mismo,
tres veces al levantarte, tres veces al acostarte y siente
que perdonas desde el fondo de tu corazón.

Cuando perdonamos actuamos con la energía de nuestro
interior... y ten en cuenta que con perdonar te quitas una
carga pesada.

sábado, 19 de junio de 2010

La Prosperidad

Una vez un grupo de tres hombres se perdieron en la montaña y
había solamente una fruta para alimentarlos a los tres,
quienes casi desfallecían de hambre.

Se encontraron entonces al Gran Maestro y les dijo que probaría
su sabiduría y que dependiendo de lo que mostraran les ayudaría.

Les preguntó entonces el Gran Maestro qué podían pedirle para
arreglar aquel problema y que todos se alimentaran.

El primero dijo: "Pues aparece mas comida".

El Gran Maestro contestó que era una respuesta sin sabiduría, pues
no se debe pedir a alguien que aparezca mágicamente la solución a
los problemas sino trabajar con lo que se tiene.

Dijo el segundo: "Entonces haz que la fruta crezca para que
sea suficiente".

A lo que el Gran Mestro contestó que no, pues la solución no es pedir
siempre multiplicación de lo que se tiene para arreglar el problema,
pues el ser humano nunca queda satisfecho y por ende nunca sería
suficiente.

El tercero dijo entonces: "Mi buen Maestro, aunque tenemos hambre
y somos orgullosos, haznos pequeños a nosotros para que la fruta nos
alcance".

El Gran Maestro sonrió y dijo: "Has contestado bien, pues cuando el
hombre se hace humilde y se empequeñece, verá la prosperidad".

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Saben, se nos enseña casi siempre, a que otros arreglen los problemas
o a buscar la salida fácil, siempre pidiendo algún milagro que arregle
todo sin nosotros cambiar o sacrificar nada.

Por eso muchas veces parece que él no nos escucha pues pedimos
sin dejar nada de lado y queriendo siempre salir ganando.

Muchas veces somos egoístas y siempre queremos de todo para
nosotros.

Seremos felices el día que aprendamos que la forma de pedir es
reconocernos débiles, y ser humildes dejando de lado nuestro orgullo.

Y veremos que al mostrar humildad y sinceridad seremos
escuchados y llegará la prosperidad.

miércoles, 16 de junio de 2010

Ser consciente

Se encontraba el Gran Maestro conversando con un discípulo sobre sus relaciones con los demás...

El Gran Maestro le dijo:

— Cuando mires a tus compañeros procura mirarte a ti mismo.

-Pero, ¿no es una actitud egoísta?, cuestionó el discípulo.
Si nos preocupamos por nosotros mismos jamás veremos lo que los otros tienen de bueno para ofrecer.

— Ojalá siempre consiguiéramos ver las cosas buenas que están a nuestro alrededor —contestó el Maestro— pero, en verdad, cuando miramos al prójimo estamos sólo buscando defectos.

Intentamos descubrir una maldad, porque deseamos que sea peor que nosotros.

Nunca lo perdonamos si nos hiere porque creemos que jamás seríamos perdonados por él.

Conseguimos herirlo con palabras duras afirmando que decimos la verdad, cuando apenas estamos intentando ocultarla de nosotros mismos.

Fingimos que somos importantes para que nadie pueda ver nuestra fragilidad.

Por eso siempre que estés juzgando a tu hermano ten conciencia de que
eres tú quien está en el tribunal.

martes, 15 de junio de 2010

Amor

El amor es como una cajita, donde se coloca y se saca...
Cuando se da amor, se saca de nuestra cajita y se coloca en la cajita del otro.

Cuando se recibe amor, se saca de la cajita del otro y se coloca en la nuestra.

Creo que esa fue la mejor explicación que recibí hasta hoy del amor.

Si solo se recibe y no se da, la cajita se llena y nadie mas consigue darte amor.

Si solo se da, llega un momento que se acaba el tuyo.

Por eso en la vida es importante dar y recibir amor.

No siempre aquel que recibe de nosotros es quien nos lo da.

Ni siempre damos de quien recibimos.

Pero siempre estamos haciendo cambios y reciclando nuestro stock de amor.

No dejes que tu cajita se vacíe, ni dejes que tu cajita se llene.

Aprende a dar y aprende a recibir.

Coloca amor en todo lo que haces, desde que te levantas hasta que te acuestas, en el trabajo, en el tránsito, en casa...

Las cosas, los detalles hechos con amor tienen otro sabor, tanto para quien lo hace como para quien recibe.

Coloca amor en tu sonrisa por la mañana.

Coloca amor en el Buenos Días.

Coloca amor en los detalles del día.

Coloca amor en las pequeñas cosas, y en las grandes también.

Y verás que tu vida estará llena de realizaciones, sucesos, alegrías, cosas buenas y amor.

Recuerda que la felicidad solo depende de nosotros y vives mejor!

Si cosechamos lo que sembramos... siembra amor y felicidad y lo recibiras a raudales!!!!!

lunes, 14 de junio de 2010

No Prejuzgar

Una pareja joven tenía ya varios años de casados y no habían podido tener hijos.

Para no sentirse solos, compraron un cachorro pastor alemán y lo amaron como si fuera su propio hijo.

El cachorro creció hasta convertirse en un grande y hermoso animal.

El perro salvó, en más de una ocasión, a la pareja de ser asaltada.

Siempre fue muy fiel, quería y defendía a sus dueños contra cualquier peligro.

Luego de 7 años de tener al perro, la pareja logró tener al ansiado hijo.

La pareja estaba muy contenta con su nuevo hijo y disminuyeron las atenciones que tenían con el perro.

Éste se sintió rezagado y comenzó a sentir celos del bebé y no era el perro cariñoso de antes.

Un día la pareja dejó al bebé plácidamente dormido en la cuna y fueron al jardín a preparar una carne asada.

Cual no fué su sorpresa cuando se dirigían al cuarto del bebé y ven al perro en el pasillo con el hocico ensangrentado, moviéndoles la cola.

El dueño del perro pensó lo peor, sacó un arma que tenía en un cajón y mató al perro...

Corre al cuarto del bebé y encuentra una gran serpiente degollada.

El dueño comienza a llorar y exclama:

"¡He matado a mi perro fiel!".

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¿Cuantas veces no hemos juzgado injustamente a las personas?

Y lo que es peor, las juzgamos y condenamos sin investigar a que se debe su comportamiento, cuáles son sus pensamientos, y lo más importante, cuáles son sus sentimientos.

jueves, 10 de junio de 2010

Hoy

Hoy seré feliz. La felicidad es algo interior, no es asunto de afuera.

Hoy trataré de ajustarme a lo que soy, y a lo que quiero llegar a ser, y no ajustar todos los demás a mi.

Hoy pondré énfasis a mis deseos, y cambiaré lo necesario de mi para lograrlos.

Hoy aceptaré a mi familia, a mi trabajo y a la situación actual como son, y procuraré armonizar con todo ello, sin dejar de buscar el mejorarlos.

Hoy cuidaré de mi organismo, lo ejercitaré, lo atenderé, lo alimentaré, no abusaré de él ni lo abandonaré, procurando que se encuentre perfecto para mis metas.

Hoy trataré de vigorizar mi espíritu, aprenderé algo útil, no seré un haragán mental, leeré algo que requiera esfuerzo, meditación y concentración.

Hoy ejercitaré mi alma de tres modos: haré a alguien algún bien sin que él lo descubra y haré dos cosas buenas que no me agrade hacer, sólo por ejercitarme.

Hoy seré agradable, tendré el mejor aspecto posible, me vestiré con la mayor corrección a mi alcance, hablaré en voz baja, me mostraré cortés, seré generoso en la alabanza sincera, no criticaré a nadie, no encontraré defectos en nada y no intentaré dirigir ni enmendar los planes del prójimo.

Hoy es el mejor día de mi vida, porque hoy me encuentro vivo y pleno.

Hoy es el comienzo del resto de mi vida y eso es grandioso!

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Si esto lo leo y practico a diario... ¡como no cambiar el mundo!

domingo, 6 de junio de 2010

La Paciencia

No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego.

Tambien es obvio que quien cultiva la tierra no se detiene impaciente frente a la semilla sembrada, y grita con todas sus fuerzas: ¡Crece, maldita seas!

Hay algo muy curioso que sucede con el bambú y que lo transforma en no apto para impacientes: Siembra la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.
Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros 7 años, a tal punto que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.

Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece ¡más de 30 metros!.

¿Tardó sólo seis semanas en crecer?

No, la verdad es que se tomó 7 años y seis semanas en desarrollarse.

Durante los primeros 7 años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de 7 años.

Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente el resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo.

Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta.

Es tarea díficil convencer al impaciente que sólo llegan al éxito aquellos que luchan en forma perseverante y saben esperar el momento adecuado.

De igual manera es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada esta sucediendo. Y esto puede ser extremadamente frustrante.

En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés, y aceptar que en tanto no bajemos los brazos, ni abandonemos por no "ver" el resultado que esperamos, sí está sucediendo algo dentro nuestro: estamos creciendo, estamos madurando.

Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando éste al fin se materialize.

El triunfo no es más que un proceso que lleva tiempo y dedicación.

Un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos obliga a descartar otros.

Un proceso que exige cambios, acción y formidables dotes de paciencia.

Tiempo... como nos cuestan las esperas, qué poco ejercitamos la paciencia en este mundo agitado en el que vivimos...

Apuramos a nuestros hijos en su crecimiento, apuramos al chofer del taxi... nosotros mismos hacemos las cosas apurados, no se sabe bien por qué...

¿Acaso tendremos prisa por morirnos?

Perdemos la fe cuando los resultados no se dan en el plazo que esperábamos, abandonamos nuestros sueños, nos generamos patologías que provienen de la ansiedad, del estrés...

¿Para qué?

Te propongo tratar de recuperar la perseverancia, la espera, la paciencia, la aceptación, la serenidad.

Si no consigues lo que anhelas, no desesperes...

Quizá sólo estes echando raíces...