lunes, 22 de agosto de 2011

Ser Padre

Un Papá, lo que se llama Papá, es una combinación extraña de razón y sentimiento, es aquel que sabe orientar y exigir pero al mismo tiempo sabe amar.

Es aquel que al minuto de haber regañado con severidad, sonríe y guiña el ojo con ternura, es el que sabe decir no cuando es lo justo y sabe decir si cuando es lo conveniente.

Un Papá camina fuerte cuando cumple su deber y anda de puntitas en la noche cobijando espalditas y cuerpecitos fríos, un buen Papá es el que después de una dura jornada de trabajo, al llegar a casa abraza a sus hijos y se vuelve un niño jugando con ellos.

Un Papá es aquel hombre que genera vida, que acompaña y da seguridad ofreciendo una mano firme y segura, un Papá es como un higo que parece duro por fuera, pero es dulce en su interior.

Un Papá es un director de orquesta, es el constructor de un nido, es el maestro de la escuela de la vida, un Papá es ante todo, un hombre con corazón, que sabe señalar el horizonte con optimismo y confianza.

Un verdadero Papá tiene mucho de mamá protectora, aunque tenga fortaleza de varón inquebrantable, un Papá es refugio seguro para el hijo que llora y sufre... un Papá es aquel que sabe escuchar y alentar a los hijos en las derrotas de la vida.

A los Papás se les dedica un día en el año, pero ellos dan Todos los días para los suyos, son generosos por naturaleza, por voluntad y por amor.

Además, un Papá nunca muere... simplemente se esfuma para continuar mandando en su recuerdo, con sus enseñanzas.

Los Papás son decididos, arriesgados, comprometidos y tenaces, la vida de los hijos transcurre felizmente a la sombra de un buen Papá, como el amigo y confidente que refleja la ternura, la bondad y el amor.